¿Cuál es el arco para el siglo XXI?
Los arcos de madera que aún se usan hoy masivamente nacieron en la época en la que las cuerdas eran de tripa y no tenían entorchado. Las primeras cuerdas de acero entorchadas aparecieron a finales del siglo XIX y consiguieron inmediatamente un sonido más potente. Estas cuerdas se desarrollaron ya que los conciertos ya no se celebraban en los salones de la nobleza sino en nuevos auditorios mucho más grandes que se estaban construyendo en todo el mundo occidental en aquella época.
Las cuerdas de acero sólo se pudieron desarrollar a finales del siglo XIX gracias a la tecnología que permitía crear cables de acero con mucha tensión (precisamente los mismos que permitieron evolucionar al piano de cola). Se usaba cobre para el entorchado de las cuerdas graves el cual se producía al por mayor para los cables de la electricidad que se estaba implantando en todas las ciudades modernas de la época.
Lo cierto es que los arcos tradicionales de madera son demasiado suaves y flexibles para este tipo de cuerdas de modo que el arco se hunde en las cuerdas al tocar fortissimo o doble cuerdas, haciendo que las cerdas se dañen y el sonido empeore. Una posible solución es usar una vara más resistente, pero eso implicaría un aumento de peso indeseado. El arco de violín pasaría a ser como el de una viola si quisiera tener la elasticidad suficiente y una resistencia acorde. Pero la cuestión es, ¿podría usted interpretar a Bach o a Mozart con un arco tan pesado?
En 1797 el ingeniero inglés Henry Maudslay registró una patente para el primer torno que podía cortar tornillos de forma efectiva. Hasta entonces los tornillos eran difíciles de hacer y muy caros también, de modo que sólo aquellos con un importante capital se podían permitir un arco con tornillo, mientras que la mayoría de músicos seguían usando arcos con una grapa en la nuez. Estos arcos, que por cierto son erróneamente considerados como arcos barrocos primitivos, eran de hecho los arcos que todo el mundo usaba durante el periodo clásico y la era romántica hasta que fueron reemplazados a comienzos del siglo XIX por un nuevo tipo de arco desarrollado por Francoise Xavier Tourte hacia el año 1800. Debido al enorme éxito que obtuvo (fabricó unos 5000 arcos en su vida), muy pronto fue copiado por otros arqueteros. El arco que desarrolló Tourte y más tarde sus seguidores estaba diseñado para funcionar con las cuerdas que se usaban en la época, las cuales eran de tripa. Crear cuerdas de acero era demasiado caro hacia 1900, pero cuando la electricidad se expandió por ciudades de todo el mundo y el cobre se empezó a fabricar de forma masiva, este mismo cobre se utilizó para darle a las cuerdas graves mayor sonoridad. Al mismo tiempo, la calidad del acero mejoró hasta el punto de ser lo suficientemente resistente como para poder ser una cuerda Mi de violín. Fue en esa misma época cuando el piano de cola se desarrolló a partir del nuevo "cable de piano".
Estas nuevas cuerdas eran mucho más pesadas que las de tripa y por tanto permitían una técnica más fuerte. Mientras que las cuerdas de violín de tripa pueden soportar una tensión de tan sólo 2 Newton (200 gramos), las de acero pueden soportar hasta 3 Newton. Sin embargo, los arcos Tourte no estaban diseñados para eso. Dado que los intérpretes tenían que desarrollar una técnica difícil y un tanto extraña para compensar este desequilibrio entre cuerdas fuertes y arcos suaves.
A lo largo de todo el siglo XIX y XX se hicieron grandes esfuerzos para desarrollar un arco más fuerte. Vuillaume produjo un arco que consistía en una vara hecha de metal hueco del cual consiguió vender vamos miles de unidades, convirtiéndose además en el arco favorito de Nicolo Paganini. Pero tanto este como posteriores arcos de metal demostraron ser demasiado frágiles ya que las paredes de la vara eran realmente finas.
Cuando Bernd Musing comenzó a examinar este problema, enseguida se dio cuenta de que sólo una vara hecha con fibra de carbono de alta densidad podría suponer un avance notable respecto al pernambuco. Otros arcos de carbono sencillamente no ofrecían la elasticidad correcta y en la práctica atenuaban mucho las frecuencias agudas, dando como resultado un arco con un sonido aburrido y con una importante carencia de armónicos.
Los arcos de violín con una grapa en la nuez típicos del siglo XIX tenían un peso de tan solo 40 gramos, ofreciendo una notable agilidad par poder interpretar repertorio de Bach o Mozart con la delicadeza adecuada. Los más pesados Tourte románticos tenían un peso de unos 60 gramos. Nosotros hemos descubierto que el peso ideal para que un violinista pueda ejecutar todo el repertorio debidamente es el punto medio, es decir, unos 50 gramos.
La mayoría de la gente piensa en la madera como un material con una muy buena resonancia, pero esto en realidad no es así. La madera era el único material ligero disponible en la época en la que los instrumentos de cuerda se desarrollaron. Los componentes de la fibra de carbono tienen unas características de resonancia mucho mejor que las de la madera, eso sí, siempre que el diseño y la construcción se hagan de forma correcta. Los arcos de carbono económicos de hecho utilizan más resina que carbono. Esta resina epoxy actúa como un filtro de agudos lo cual produce un sonido bastante plano y aburrido y con una importante carencia de armónicos. Los arcos Arcus contienen la mitad de dicha resina, lo cual en combinación con una vara hueca da como resultado una calidad de resonancia que supera incluso a la mejor madera de pernambuco.
La gran mayoría de arcos de madera están sujetos a un proceso de deterioro debido al propio uso. El sudor degrada la madera, el tornillo del botón desgasta el orificio por dentro, las cuerdas de metal dejan marcas en la vara y, lo peor de todo, las continuas vibraciones desgastan el material de modo que más tarde o más temprano el arco acabará fallando, seguramente rompiéndose en la parte más fina cercana a la punta.
Los arcos Arcus de fibra de carbono de alta intensidad no sólo son 10 veces más resistentes sino que también son inmunes a os cambios de humedad. Su superficie está a prueba de arañazos. No se doblarán ni perderán su curvatura. Los rodamientos de metal protegen la vara del tornillo y aseguran su facilidad de uso. Ofrecemos una garantía de 30 años en todos nuestras varas pero de hecho nos consta que nuestros arcos se seguirán usando durante cientos de años cuando todos los arcos de madera estén o bien rotos o bien en museos o colecciones privadas.
Durante los primeros años de desarrollo de nuestros arcos, varios músicos descubrieron que los Arcus resolvían problemas tradicionales como el dolor y la fatiga en el pulgar, la muñeca el codo o el hombro del brazo derecho. Concluimos que la causa de dichos problemas en los arcos tradicionales era causada por una vibración a 50 Hz. El peso reducido y una rigidez superior de nuestras varas desplaza la resonancia fundamental a 100Hz (una octava por encima) lo cual parece estar lejos del rango de frecuencias peligroso.
Si usted experimenta fatiga del brazo derecho durante largos ensayos y conciertos o si incluso nota cierto dolor, hágase un favor y pruebe uno de nuestros arcos. Las probabilidades son que usted sentirá de inmediato una relajación superar que podría terminar con esos problemas de forma definitiva. Si conoce a un amigo, colega o estudiante con este problema, por favor hágale saber de esta característica tan singular que proporcionan los arcos Arcus.